En una España en plena democracia, con todas las comodidades al alcance, les tocó vivir en plena juventud una crisis económica y una crisis sanitaria. Son los llamados ‘millennials’, los jóvenes nacidos en la década de los años 80, protagonistas de ‘Cluster’, la obra de Fernando Delgado-Hierro, dirigida por Juan Ceacero, que cerrará el 27 de octubre (21:00 horas) el 45 Festival Internacional de Teatro de Badajoz.

Ya el pasado año Fernando Delgado-Hierro bajó también el telón del Festival de Teatro de Badajoz. Lo hizo con ‘Los Remedios’, obra con la que ganó el Premio Max  a la Mejor Autoría Revelación, dirigida también por Ceacero.

‘Cluster’ es un retrato generacional de ocho actores y actrices que entre los 30 y los 40 años de edad se ponen ante el espejo en una etapa de sus vidas en la que pasan a la edad adulta y tienen que tomar decisiones importantes. Son historias entrelazadas construidas en un interesante proceso de investigación de la Compañía Exlímite, con mucho ritmo y humor.

“Si ‘Los Remedios’ es una obra en la que hacemos un viaje a nuestras raíces hasta que abandonamos la casa de los padres y salimos del barrio, esta es una obra que se centra en ese periodo en el que empezamos a entrar en el mundo laboral, estamos en una ciudad que no es la nuestra, vivimos los primeros desengaños amorosos…”, explica el autor y actor sevillano de 34 años.

¿Cómo son esos personajes y qué temas tratan?     

Con el carácter de estos ocho actores y actrices (Javier Ballesteros, Ángela Boix, Pablo Chaves, Leticia Etala, Beatriz Jaén, Ángel Perabá, Néstor Roldán y Belén de Santiago) y a partir de sus biografías hemos creado este texto de autoficción. Cada uno de ellos me sirve para contar una mitología contemporánea sobre distintos temas. Se trata la liquidez amorosa, la precariedad laboral, la falta de creencias y la falta de certezas a las que agarrarse. Es un poco una generación a la deriva la que se va retratando a través de este abanico de temas.

Si en ‘Los Remedios’ estaban muy presentes los padres y los abuelos desde un lugar donde no estaba el conflicto, sólo el afecto, en ‘Cluster’ sí hay conflicto con ellos. Aparece la figura del padre ausente, que también nos sirve de metáfora de algo muy generacional que es la anomía, la ausencia de normas relacionada con la ausencia del padre. El feminismo también está presente en la obra, porque nos ha tocado como generación. En este cúmulo de historias individuales que se va dibujando hay algo en común: la necesidad del encuentro, de hacer comunidad y de encontrar apoyo en los demás. Ahí hay una cierta esperanza al final de ese viaje.

¿Esta generación cómo se siente, qué busca?

Es muy complicado responder a lo que afecta a toda una generación. Pero sí tiene algo que ver con las crisis que hemos vivido coincidiendo con la salida al mercado laboral, la precariedad laboral, la falta de expectativas, un mundo más endeble e inestable, y a la vez es una generación con mucha información, redes sociales, internet… Todo ello ha construido una generación con una capacidad de adaptación muy grande, con una ansiedad fuerte y una necesidad de cambio constante. Más que ser una generación de certezas es una generación de preguntas. Se define más por sus inquietudes y sus preguntas que por tener claras las cosas.

Un momento de la obra teatral ‘Cluster’. Foto: Luz Soria.

‘Cluster’ es una obra colectiva, ¿qué aporta cada uno y quién es quién en el proceso creativo?

Cuando hablé con Juan y decidimos el proyecto, los temas y elegimos el elenco empecé a escribir textos sueltos que iba asociando de forma intuitiva. En un taller empezamos a conocer cosas de las biografías de los actores y actrices, y también en entrevistas personales. Luego he hibridado lo que yo había escrito y las improvisaciones de ellos, que he reelaborado. A partir de todo ese material nació ‘Cluster’. Hay como una simbiosis muy fuerte entre mi escritura y la palabra de los actores. He intentado que todo lo que escribo sea algo que tiene que ver con su voz y todo lo que he tomado de ellos lo he convertido en la mía. Todo suena a ellos y a mí. Me siento reconocido en eso. Ha sido como diseñarles un traje a medida partiendo de sus vivencias, y en algunos casos llevándolas hacia sitios que me interesaban más.

Al igual que en ‘Los Remedios’ es una obra de memoria, de vivencias, de revisitar lugares… ¿es existencialista?

Sí, hay una cierta mirada existencialista en las dos obras. También hay una cierta forma de relacionarse con la autoficción, que es común en las dos. Y hay bastante humor y  crueldad. Me gusta utilizar esta palabra para definir tanto ‘Los Remedios’ como ‘Cluster’, porque la crueldad lleva a un tipo de humor negro que ayuda a que no sea sentimental o nostálgico. La crueldad la reconozco bastante en la tradición literaria de Valle Inclán, incluso Miura y Poncela tienen bastante mala leche. También en Cervantes hay mucha crueldad hacia su propio Quijote. La crueldad como algo afilado que te permite reírte de ti mismo está presente.

¿Hay crítica social?

Al exponerse y mostrarse los actores como seres patéticos puede verse como una crítica social, porque esa crítica empieza por nosotros  mismos, que también somos parte de la  sociedad, en la medida que nos exponemos. Aparece la crítica social por contagio.

¿Cómo ponéis todo eso en pie sobre el escenario? ¿Y cómo hacéis para que la gente esté enganchada durante tres horas y media?

Al ser ocho historias despegando a la vez tiene mucho ritmo, hay mucha comedia y mucho humor. Juan ha sabido encontrar los vasos comunicantes de una escena a otra de una forma muy fluida, lo que hace que aunque haya muchos cortes porque cada historia se va desarrollando como a fragmentos fluya de una cosa a otra.

El montaje ayuda a mantener la atención y está funcionando. Está ambientado en un bar que se llama Cluster, diseñado por Paola de Diego, la escenógrafa, y sobre esas capas del bar se van sucediendo las escenas. Hay dos realidades que se superponen. La obra, que dura 210 minutos, está dividida en dos partes. En la primera hay una exposición de las historias individuales de los actores en el bar, vamos viajando de una a otra, y en la segunda parte se rompe cierta estructura dramática en la que los espacios estaban divididos y se genera un espacio común entre ellos. Los conflictos de todos empiezan a formar un magma y la temperatura empieza a subir.

‘Cluster’ se estrenó en 2020. ¿Cómo está funcionando?

Se estrenó el año de la pandemia y está funcionando muy bien. Estuvimos una semana en la Sala Matadero y en la Sala Exlímite hemos estado en varias etapas. La gente sale contenta, se siente identificada aunque la obra trate de una generación concreta. Curiosamente se ha sentido identificada una generación más joven que nosotros, eso nos ha sorprendido, que personas que ahora tienen 18 o 20 años se han visto reflejadas, quizás porque se habla de su experiencia vital o porque ven en ella su futuro. También conectan con la función otras generaciones porque hay una mirada hacia sus hijos.

Guadalupe Leitón
Periodista

Autor

Magazine Cultural de entrevistas, reportajes y noticias que recoge las creaciones culturales y artísticas que tienen como origen o destino Extremadura.

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