El extremeño Reyes Abades está a punto de hacerse con la décima estatuilla de los Goya. En la gala de los Premios que concede la Academia de Cine, prevista para el sábado 4 de febrero, podría sumar una estatuilla más a las nueve que ya posee –todas ellas a los Mejores Efectos Especiales-, algo que le haría muchísima ilusión, “la misma ilusión o más que cuando recibí el primer Goya”. Sin embargo reconoce que lo tiene algo complicado. Se mide en esta ocasión con un peso pesado, el monstruo del director Juan Antonio Bayona.

Reyes Abades compite en esta 31 edición de los Premios Goya con la película ‘Un monstruo viene a verme’, una de las favoritas de este año, ha conseguido 12 nominaciones. Es una película basada en los efectos especiales, con un trabajo bien hecho que han realizado Pau Costa  y Félix Bergés. Las otras dos nominadas al Goya a los Mejores Efectos Especiales son ‘1898. Los últimos de Filipinas’ y ‘Guernika’.

Sin embargo, esto no arruga a este especialista de Castilblanco (Badajoz), que continuará trabajando el tiempo que haga falta para seguir cosechando estatuillas, un objetivo que dice le estimula y le anima a seguir adelante.

Reyes Abades es uno los profesionales del cine que más Goyas ha conseguido en la historia de los premios de la Academia, sólo le supera con diez ‘cabezones’  el compositor Alberto Iglesias por la mejor música original. También el director Alejandro Amenábar posee nueve, aunque en distintas categorías.

Ha estado nominado en 39 ocasiones y durante 22 años seguidos. Es uno de los pocos extremeños que tienen el Goya. Sencillo, sensato y paciente, Abades reflexiona sobre lo que ha supuesto para su carrera, iniciada hace 49 años, ser uno de los más galardonados. “Es el mayor reconocimiento del cine español. Recibir un Goya te facilita las cosas a la hora de trabajar, te abre muchas puertas y te ofrece oportunidades, pero no quiere decir que con eso tengas ya un carné que diga: soy bueno”, explica.

“Conseguir un Goya no significa nada y lo significa todo”. Reconoce que esto que afirma es una contradicción pero lo dice desde la sabiduría que dan tantos años en el oficio, es el técnico español más veterano en activo. “Tienes que tener los pies en el suelo y seguir luchando. He visto a compañeros  que han conseguido un Goya y han desaparecido, han tenido una trayectoria corta”.

Este maestro de los efectos especiales advierte del efecto nocivo del premio, sobre todo a aquellos a los que la fama se les pudiera subir a la cabeza. “Puedes creer que eres un súper crack, que lo tienes todo, y es mentira, al revés, tener un Goya te exige mucho más. Tener un Goya significa estar todos los días enfangado”.

Su día a día transcurre en el tajo cinematográfico con la misma intensidad y el mismo ahínco que antes de los premios. “Tengo nueve Goyas y sigo trabajando como si no tuviera ninguno porque quiero conseguir el décimo, y seguramente cuando lo tenga querré conseguir el undécimo…, la perseverancia es lo más importante que nos da nuestra carrera”.

Así entiende Reyes Abades el premio. Considera que sus nueve estatuillas le abrieron nueve puertas pero aumentó la presión. “A Reyes Abades no se le permite ningún error en su trabajo, hacemos un trabajo muy de precisión, no me lo consiento ni yo mismo”.

El primer Goya lo ganó en 1991 con ‘¡Ay, Carmela!’, de Carlos Saura, y el último fue en el 2011 con ‘Balada triste de trompeta’, de Alex de la Iglesia. Seis años después podría sumar uno más. “Conseguir el décimo me va a hacer no mucha ilusión, sino más que mucha. Es mi objetivo y mi meta. Si lo consigo intentaré ganar el undécimo”, aunque confiesa que para él no sería una decepción no ganarlo “es sólo un objetivo y ya está”. «Ganar un Goya es una satisfacción muy hermosa, especialmente por todo mi equipo, por un montón de gente que me sigue, es una forma de no defraudar”.

Reyes Abades: La gala de los Goya no debería utilizarse para la política

Reyes Abades ha participado en todas las galas de los Goya desde su primera edición en 1988 y ha vivido la evolución de la gran fiesta del cine a lo largo de los años. Desde las primeras ediciones en las que eran unos premios “de andar por casa” hasta alcanzar una gran relevancia y convertirse en el máximo galardón del  cine español, a la altura de otros europeos, con una ceremonia cada vez más glamurosa.

Sin embargo lamenta que en los últimos años se ha creado cierta “confusión” al llevar la política y las reivindicaciones a la gala en los discursos de algunos de los premiados, “algo que nos ha perjudicado y que se paga muy caro, porque luego a los gobiernos de turno no se les olvida”, señala  Abades, quien considera que en los Goya se debería hablar única y exclusivamente de cine.

Desde la Academia de Cine, de la que forma parte y en cuya junta directiva estuvo 22 años, siempre se ha intentado que la gala de los Goya sea la fiesta del cine y se hable sólo de cine, según afirma. La utilización de la ceremonia para reivindicar o criticar a los gobiernos “puede aburrir un poco a la gente, todo el mundo tiene sus problemas”.

Reyes Abades entiende que las reivindicaciones del sector “no han sido muy bien entendidas por la opinión pública. Quizás nosotros no hemos sido capaces de explicar qué es lo que se pide y qué es lo que se da. Son cosas para debatir tranquilamente y no la noche de los Goya en diez minutos, porque además está demostradísimo que no se arregla nada con que un actor o un director muy importante salgan reivindicando ahí, y quizás tengan razón, pero no es el sitio”.

*Foto Reyes Abades cedida por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Autor: Alberto Ortega.

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