Alfonso Aijón, el veterano promotor musical, fundador del ciclo sinfónico Ibermúsica hace 48 años y una referencia mundial en su oficio, recala en Badajoz. El motivo de su visita a esta ciudad extremeña es Esteban Sánchez (1934-1997), el genial pianista de Orellana La Vieja (Badajoz). Junto con el crítico musical Justo Romero e invitado por la Sociedad Filarmónica de Badajoz, Alfonso Aijón recordará al extraordinario pianista, “un tío con unas dotes excepcionales que tenía por delante una carrera brillante, pero no estuvo en las mejores manos”, señala.

Con 86 años, Alfonso Aijón es una leyenda viva en el mundo de la música clásica, su vida llena de aventuras -no todas musicales- podría ser motivo de una película. Entre sus amigos íntimos se encuentran Daniel Barenboim, Zubin Mehta, Claudio Abbado o Simon Rattle y cada año, a pesar de su edad, viaja al Himalaya.  Antes de promotor musical fue enterrador, pastor de búfalos, minero, cónsul honorario, periodista, obrero de la construcción y banquero.

Es miembro de honor de algunas de las más importantes orquestas del mundo. Entre las distinciones que acumula se encuentran la Orden del Imperio Británico (OBE) entregada por la Reina Isabel II de Inglaterra (1983); la Medalla de la Amistad de la Federación Rusa, concedida por el presidente Medvedev (2011);  la Gran Cruz de Honor de las Ciencias y las Artes Primera Clase de la República Federal de Austria (2012); la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, que le concedió Juan Carlos I, Rey de España (2012); y la Medalla Civil de República Federal Alemana (2017).

El jueves 23 de febrero a las 19:30 horas estará en Badajoz para participar en el XVI Ciclo de Conferencias y Conciertos ‘Esteban Sánchez’, concretamente en la mesa redonda que se celebrará en torno a la figura de un virtuoso del piano como Esteban Sánchez (en el Salón Noble de la Diputación de Badajoz, entidad que patrocina este ciclo. Entrada libre).

Ciclo Esteban Sánchez
Cartel del XVI Ciclo de Conferencias y Conciertos ‘Esteban Sánchez’ que organiza la Sociedad Filarmónica de Badajoz.

Alfonso Aijón conoció a Esteban en Madrid cuando tenía 16 o 17 años. “Yo estaba estudiando Derecho, enfrente estaba el Conservatorio y me pasaba la vida allí. Él era un joven con una gran energía y unas dotes increíbles e irrepetibles, todo lo que cogía lo tocaba mejor que nadie, era insuperable”, recuerda.

Sus caminos se separaron en 1956, cuando Aijón se marchó de España. No regresó hasta diez años después. “Estando en Hong Kong me encontré con su profesor, el italiano Carlo Zecchi, en un ascensor rodeado de alumnos. Hablamos de Esteban y me dijo que era el mejor alumno y el mejor pianista joven que había conocido”.

“Luego le seguí menos, se había casado, tenía hijos, eran ya los años 70 y él tenía su empresario que se ocupaba de su carrera. Yo le invité a nuestro ciclo de Ibermúsica. Seguíamos siendo amigos pero ya nos veíamos poco, él se empezó a retirar a su tierra, a la que quería tanto”, añade.

Cuando tenía 44 años Esteban Sánchez decidió regresar a Extremadura, donde en 1978 comenzó su labor como profesor en el Conservatorio de Badajoz y años después en el Conservatorio Municipal de Mérida, del que llegó a ser director, abandonando poco a poco su actividad concertística de las grandes salas.

Alfonso Aijón lo recuerda. “Tenía por delante una carrera brillante, pero no estuvo en las mejores manos. No tuvo suerte en eso, no eran las personas indicadas las que se ocuparon de su carrera”.

ALFONSO AIJÓN: “ESTEBAN SÁNCHEZ TENÍA QUE HABERSE IDO AL EXTRANJERO”

“Esteban tenía que haber salido de España al extranjero a su tiempo y no lo hizo porque no le asesoraron bien, como hicieron otros colegas suyos que hicieron mejor carrera con menos talento que él”, señala el promotor musical. Todos los que le conocieron hacen referencia a la sencillez del pianista extremeño, también Alfonso Aijón, quien asegura que “era de vida sencilla y le atraía volver a su tierra, y no me extraña, humanamente es lo mejor que pudo hacer, humanamente, pero profesionalmente posiblemente no”.

Aijón, que programó en España a las más importantes orquestas del mundo y a los grandes directores cuando el país era un desierto musical, le llevó a Baremboin a su casa de Marbella unos CDs con la ‘Iberia’ de Albéniz interpretada por Esteban Sánchez. “Cuando la escuchó dio un brinco y dijo: ¿Cómo es posible que Esteban no esté donde tiene que estar? Quedó entusiasmado con él”.

Esteban Sánchez
El pianista extremeño Esteban Sánchez, fallecido en 1997.

Han pasado siete décadas desde que lo conoció y repite: “podía haber llegado muy arriba”. Alfonso Aijón asegura que el de Esteban es un caso singular, “no he conocido ningún otro caso en el que un músico con un talento de esa categoría se haya quedado en la cuneta”.

Reconoce que a ambos les tocó vivir una época en la que había que marcharse. “Aquella época fue terrible en este país, era la España del franquismo, es mejor olvidarse de ella, pero lo que le ocurrió a Esteban tuvo que ver con su entorno”.

En la actualidad, según recuerda, hay 25 o 27 orquestas sinfónicas en España, “entonces en Madrid había una, y otras que actuaban de milagro, a base de tocar los músicos gratis y quedarse con la taquilla, como la Filarmónica de Madrid o la Sinfónica de Madrid. La única orquesta profesional pagada era la Orquesta Nacional y en el año 66 nació la Orquesta de RTVE, cuando estuve de mánager de esta orquesta y le invité junto con otros españoles como Pedro Espinosa o Antonio Baciero”.

ALFONSO AIJÓN, UN HOMBRE CON SUERTE

Desde que hace dos años sufriera la tercera quiebra técnica de Ibermúsica -“me salvé de todas menos de esa”-, Alfonso Aijón ya no es el propietario del ciclo de música clásica que fundó hace 48 años, el socio mayoritario es Llorenç Caballero, el gestor barcelonés y director artístico de la orquesta y del Concurso de Dirección Orquestal de la Orquesta de Cadaqués que ha tomado las riendas de Ibermúsica.

“Sigo al frente aunque de otra manera, soy director-fundador y con ese título tan rimbombante sigo viviendo rodeado de músicos amigos, que es lo que me gusta”, dice riendo. Su lista de amigos y de contactos en la música clásica tiene un valor incalculable.

Alfonso Aijón piensa ya en el 50 aniversario de Ibermúsica, que celebrará rodeado de todos los grandes amigos y las más importantes orquestas. “Eso si llego, porque tengo 86 años, y aunque sigo yendo al Himalaya cada año cuando se llega a estas edades hay un momento en que te pasa algo y aunque sea mínimo puede ser el hundimiento general, así que en cualquier momento, de repente, acaba esto”, dice entre risas.

El viejo promotor, aventurero, quijote y conseguidor, como le han etiquetado en más de una ocasión, ha salvado la vida dos veces -una se libró de un accidente aéreo y otra de un terremoto-, habla de su final, de su último viaje. “No lo pienso, pero lo espero, sabemos que tiene que llegar, que está próximo, lo espero tranquilo y satisfecho, he tenido una suerte enorme en todo, no me quejo, no estoy descontento, porque en la vida todo es cuestión de suerte, y a mí me ha ido bien”, señala agradecido.

En su larga vida ha visto cambiar el mundo, y con él la música clásica. En la actualidad, según dice, la situación en España está bien “superficialmente”. “Tenemos estupendos auditorios, grandes orquestas, una vida musical con precios políticos muy asequibles, nadie puede quejarse de que no pueda a ir a un concierto porque están a precios de tapas de los domingos, la música no ha estado nunca tan bien a nivel de espectáculo como ha estado ahora”.

¿Dónde está el problema? “El problema es que los que visitan los conciertos todos tienen pelo cano, hay muy pocos jóvenes. El problema es que no hay música en la escuela y por eso no hay gente que la necesite. Los conciertos para la juventud es una táctica pedagógica que llega tarde, hay que empezar en la escuela y hacer que la música sea una necesidad y no que la tengas en el ascensor como música de fondo. Cuando se empiecen a morir los señores y las señoras de pelo blanco vamos a tener diez años malos”.

Alfonso Aijón también lamenta la situación de los conservatorios españoles. “Dependen demasiado de la Administración y tienen muchas reglas de funcionarios que son incompatibles con la música. A los profesores no les dan permiso para hacer una gira de conciertos  por ejemplo por Estados Unidos, y eso va en contra de la formación de los profesores y de sus alumnos”.

Pero hay algo con lo que se siente muy satisfecho. “Oficialmente lo mejor que se ha hecho en música en este país, para mí, ha sido fundar la JONDE (Joven Orquesta Nacional de España), es la que está produciendo todos esos buenos instrumentistas que luego salen al extranjero. La JONDE es uno de los mejores inventos del Ministerio de Cultura”, añade.

Guadalupe Leitón
Periodista

Autor

Magazine Cultural de entrevistas, reportajes y noticias que recoge las creaciones culturales y artísticas que tienen como origen o destino Extremadura.

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